Testamento de Miercoles.



Aclaro que éste no es un testamento

de esos que se usan como colofón de vida

es un testamento mucho más sencillo

tan solo para el fin de la jornada.


o sea que lego para mañana jueves

las preocupaciones que me legara el martes

levemente alteradas por dos digestiones

las usuales noticias del cono sur

y la nube de mosquitos casi vampiros


lego mis catorce estornudos del mediodía

una carta a mi mujer en la que falta la posdata

el final de una novela que a duras penas leo

las siete sonrisas de cinco muchachas

ya que hubo una que me brindó tres

y el ceño fruncido de un señor

que no conozco ni aspiro a conocer


lego un colorido ajedrez moscovita

una computadora japonesa sin pilas

y la buena radio en que está sonando

el español grisáceo de la bibicí

ah la olivetti y el cepillo de dientes

no los lego porsiaca

lego tropos y metáforas de uso privado

que modestamente acuñe en la tarde

por ejemplo el astillero en que reparo mis sueños

el pájaro aleatorio que surge del crepúsculo

la cortina de lluvia que miro y no descorro

lego un remordimiento porque es aleccionante

y un poco de tristeza porque es inevitable

también mi soledad con la ilusión

de que el jueves resuelva no admitirla

y me sancione con presencias varias


lego los crujidos de mis viejas bisagras

también una tajada de mi sombra

no toda por que un hombre sin su sombra

no merece el respeto de la gente.


lego el pescuezo recién lavado

como para un jueves de guillotina

una maceta con hierbabuena

y otra con un bionato que me hastía

ya que esta cargante convolvulácea

me está invadiendo el cuarto con sus hojas


lego los suburbios de una idea

un tríptico de espejos que me agrade

el mar mas allá al alcance de la mano

mis cóleras por orden alfabético

y un breve y curioso estado de ánimo

que todavía no se si es inocencia

o estupidez malsana

o alegría


sólo ahora lo advierto

en paredes y anaqueles y venas

en glándulas y techos y optimismos

me quedan tantas cosas por legar

que mejor las incluyo

en otro testamento

digamos

el del viernes.



Mario Benedetti

Compañeros de Ruta