Alma de Piedra.

Soñaba un alma de piedra
que el amor era un cuchillo
que se iba afilando en ella.


Antonio Machado

"- Por el amor, carajo" - Dario Grandinetti en El Lado Oscuro del Corazón II

Impetú



Mas no todo ha de ser ruina y vacío. No todo desescombro ni deshielo. 
Encima de este hombro llevo el cielo, 
y encima de este otro, un ancho río 
de entusiasmo. Y, en medio, el cuerpo mío, 
árbol de luz gritando desde el suelo. 
Y, entre raíz mortal, fronda de anhelo, 
mi corazón en pie, rayo sombrío. 


Sólo el ansia me vence. Pero avanzo 
sin dudar, sobre abismos infinitos, 
con la mano tendida: si no alcanzo 
con la mano, ¡ya alcanzaré con gritos! 
y sigo, siempre, en pie, y así, me lanzo 
al mar, desde una fronda de apetitos. 





Blas de Otero.

Los ciclos

Estuve charlando con tu verdugo.
Un hombre pulcro, amable.
Me dijo que, por ser yo,
podía elegir la forma en que te irías.
Los esquimales, explicó, cuando llegan a viejos
se pierden por los caminos
para que se los coma el oso.
Otros prefieren terapia intensiva,
médicos corriendo alrededor, caños, oxígeno
e incluso un cura a los pies de la cama
haciendo señas como una azafata.

¿Es inevitable?”, le pregunté.
No hubiera venido hasta acá con esta lluvia”, me replicó.
Después habló del ciclo de los hombres, los aniversarios,
la dialéctica estéril del fútbol, la infancia
y sus galpones inmensos con olor a neumáticos.
Pero”, dijo sonriendo,
las ambulancias terminan devorándose todo”.
Así que firmé los papeles
y le pregunté cuándo iba a suceder...
¡Ahora! dijo.
Ahora
tengo en mis brazos tu envase retornable.
Y trato de no llorar,
de no hacer ruido,
para que desde lo alto
puedas hallar

la mano alzada de tu halconero.





Fabián Casas

Llamó a mi corazón un claro día.



Llamó a mi corazón, un claro día, 
con un perfume de jazmín, el viento.


  —A cambio de este aroma, 
todo el aroma de tus rosas quiero.


  —No tengo rosas; flores 
en mi jardín no hay ya; todas han muerto.


  -- Me llevaré los llantos de las fuentes, 
las hojas amarillas y los mustios pétalos. 
Y el viento huyó... Mi corazón sangraba...


Alma, ¿qué has hecho de tu pobre huerto?



Antonio Machado

Compañeros de Ruta