a mariquillearme con cien maricas plomizos
de pólvoras los maricas, y de maricas sus tiros.
Maricas que han mancillado
las falanges de Alejandro
usándolas como símbolo
¡sin saber que era un marica!
y matan como maricas
al amor por pervertido,
y ciegan los ojos niños
y así no verán maricas.
Maricas que me marican
por mariquear fantasías
que tildan de mariconas
por no encontrarles sentido.
Pelotones mariquitas
que destrozan... ¡maricones!
el corazón de este hombre
con dignidad de marica.
¡Tiren al centro marica
que dio a luz obras maricas
y traten de que al hacerlo
me olvide un mundo marica.
Acribillen mis genitales
que a maricas endulzaron
y al hacerlo que me exploten
como frutillas... ¡maricas!
Que mi sangre reproduzca
en este suelo marica
flores de colores nuevos
que las verán mis maricas.
¡Marica quien me ha aplaudido!
¡marica quien me ha leído!
¡marica quien ha luchado
contra las hordas maricas
que bárbaramente rompen
la belleza de un marica!
Marica el Dante y su mundo,
y Calderón (jajá)... ¡un marica!
que escribió que “todo es sueño”
y un sueño ¡es acto marica!
Maricas los enfermeros
por sanar lepras maricas.
Galileo, el más marica,
por pretender ver redondo
un mundo cuadrangulado
por cuadrángulos maricas.
Marica el médico a palos
y marica su escribano,
¡marica penicilina
que solo curas maricas!
Marica don Juan Tenorio
por amar en lo prohibido.
y Beethoven ¡gran marica!
que junto a Manuel de Falla
se atrevieran a dar sones
que por serlo son maricas.
Marica el crucificado
por redimir mariquitas.
marica, madre, ¡marica!
por haberme tu parido.
¡Marica también mi padre
por tener semen marica!
y maricas mis ancestros
por engendrarnos maricas.
Y así... sumando maricas...
veremos que en cada tumba
de humanidades maricas
solo yacen esqueletos...
esqueletos de maricas.
Pepe Cibrián
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