llena el alma de fe, de luz el corazón,
ebrios de dulce éxtasis y melancolía,
romper los mil nudos con que la ciudad nos ata;
Si pudiéramos abandonar este París triste y loco,
huiríamos, iríamos a alguna parte, no importa dónde,
a buscar, lejos de ruidos vanos, lejos de odios celosos,
un rincón en donde tendríamos árboles, prados;
Una linda casita con flores, un poco
de soledad, un poco de silencio, un cielo azul,
la canción de un pájaro posado en el techo
y amable sombra,
¿para qué necesitamos algo más?
Victor Hugo
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